Pasan los tiempos y quieras que no el pensamiento se va adaptando a la sociedad ya que la sociedad no acaba de adaptarse al hombre que es quien la conforma. En base a esto, tal vez producto de esto, he llegado al punto en que abandono todo interés, todo, por aquello que desde el 76 me ha impulsado a la colaboración en todo lo que he podido.
Quiero decir todo lo claro que pueda, lo de más o menos alto no es tan necesario, que abandono totalmente todo interés por aquello que era la política. Es decir, quiero decir y digo que esto que hoy hacen, o piensan o actúan los unos y los otros no puede ni debe llamarse política y como no es política pues yo no quiero ni oír hablar de ello y menos participar ni aunque sea con una trozo de papel que les da entrada al paraíso de cuatro años. Con mi colaboración desde luego que no. He hablado estos últimos días con mi buen amigo Aristóteles y cuando le he relatado lo que hacen con su invento de la “Política” montó en cólera, surgieron de su cuerpo grandes llamaradas y de nuevo regresó a la tierra de donde había emergido para charlar conmigo. El gobierno de la ciudad, el gobierno de la sociedad, del Estado, todo se ha convertido en un insulto de los unos a los otros. En una inutilidad tras inutilidad y al final, en sus comentarios, reírse de los votantes. No quiere esto decir que no ponga de manifiesto las barbaridades que nos hacen, tal vez y sin tal vez lo haga con más claridad, pero de aceptar eso que les gusta tanto a los actores de “política”, eso se acabó. Se acabó pero no me voy del contacto con el pueblo, como me ha repetido mi amigo Aristóteles.