Dicen que no hay nada peor como ser ciego y no ver las bellezas de Granada. Eso dicen y decían, pero el curso de los años nos demuestra que sí que hay algo peor y es simplemente ser Constitución en España. ¡Pobres mías, que destinos tan malos han tenido todas! Y por una vez que nos nace una del ayuntamiento de todas las fuerzas políticas, generosamente aceptada por el pueblo y bautizada como “Concordía”, llega un día y le rompemos el nombre sin darle al pueblo ni la oportunidad de que tosa, hacemos desaparecer el pacto constitucional, somos tan irresponsables que abrimos un camino que, conociendo la cada día más escasa cultura y seriedad de la masa política, - me repugna llamarla clase cuando no la tienen - , nos conducirá a usar y abusar de los cambios, de los cambios con votaciones en el Congreso. El pueblo ha sido expulsado de su responsabilidad y custodia de la Constitución. Nos han echado, así de claro y si quieren más alto, pues lo puedo decir más alto. Jamás pensé que pudiéramos caer tan bajo y que el pueblo, ya que los políticos, tal vez por aquello de que es su negocio, callan y asienten a todo y si es el capitalismo quien les ordena, hasta con reverencias, no dijera ni mu. No es menos cierto que a lo largo de los años bien que se han encargado de hurtar al conocimiento de las nuevas generaciones la importancia y el valor de una Constitución, pero los que estuvimos cerca de aquella elaboración, los que sabemos como hubo muchos detalles que no fue posible llevarlos al Texto tenemos la obligación de dejar patente el Constitucionalazo que se ha dado en España y el peligro que esto conlleva. Ya no hace falta ni consenso, ni pacto. No tenemos ni 35 con algo de dignidad. Ya veremos…
AL-MUTAMID