Tras diversas gestiones y molestias que duraron casi un mes, conseguí que la Empresa de Autobuses Urbanos Castillo reparara el autobús número 100 cuyo sistema de lectura de tarjetas estaba averiado y no señalaba nada al pasar la tarjeta.
Dado que las llamadas telefónicas, previas a escribirlo aquí, fueron como una tomadura de pelo, algo casi kafkiano y de altos vuelos teológicos pues hube de admitir en la ultima llamada que no estaba hablando con Dios, hoy, con un nuevo caso lo expongo aquí directamente y que la tal empresa haga lo que le de la real de sus ganas. No en vano y el tiempo me dio la razón al proceder a la reparación del 100 cuando quiso, decía que estos son los inconvenientes que tienen los monopolios. ¿Alguien duda que este lo sea? Pues bien, la otra mañana, martes 8 de noviembre, a las 10,30 en la primera parada de la Avenida de Andalucía, a la derecha dirección a la fuente, me he montado en el autobús número 69 y al pasar la tarjeta estaba la pantallita igual que estuvo la del 100. Le digo al conductor que eso no funcionaba, me dice, menos mal que hay personas así para nosotros los muy torpes, que estaba rota, pero que él me comunicaba el saldo. A este hombre no le digo nada, pero aquí y tras agradecerle que me informara que estaba rota, podía estar de vacaciones, es verdad, digo otra vez y ahora ya con dos, que no me fío de esto. Simplemente que no me fío. Y simplemente que en esto de los autobuses Castillo manda la empresa y le importamos los usuarios bastante poco, como se demuestra. Creí que había sido lo del 100 algo aislado, pero ahora ya no lo pienso así. ¿Arreglarán lo del 69? Tal vez, pero seguro que lo hará cuando a ellos les de la real gana, al estilo autobuses en Jaén. Ah, la otra vez anotaron mi número de teléfono y todo, para nada. Ahora que me manden una paloma mensajera tras el 69. ¡Buen número, eh! ¡Pues ahí lo tienen!
Félix, desde Jaén.-