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martes, 10 de enero de 2012

ALCOHOL


TRES HORAS DE DIALOGO ALCOHOLICO





 
        Ana, mí estimada y admirada Ana, desde la otra ribera del mismo río de la vida por el que los dos nos deslizamos: Yo te saludo. Yo casi escucho el sonido de la mar en la  que desembocaré y tú, muy adelantada pero a tu voluntad y ritmo queda el paso de los años, meses o días que prefieras cuantificar. Sabemos que  pocos nos van a entender y menos a comprender. Parece oportuno comenzar aclarando que esos sentimientos hacia ti, con los que inicio,  pudieran indicar que nos conocemos desde largo tiempo cuando en la medida del reloj se puede cuantificar en apenas tres las horas de un atardecer de Diciembre, a no más de veinticuatro de la navidad, unas más que intensas horas en que sabemos como se justifica el consumo de nuestra droga común. Vas a pasar unos días en que apenas vas a llamar la atención y yo, desde la otra orilla, la llamaré toda, pero es igual, los dos lo sabemos. Seremos las dos imágenes de la misma persona y si me apuras seremos dos imágenes de las cuatro que sumamos entre los dos. ¿Se entiende? Sí, ya lo se que es muy difícil, pero no para nosotros y por eso, Ana, me has dejado hoy sorprendido.  Sí, apenas tres horas de reloj nos han abierto un conocimiento de casi todas nuestras vidas y desde distintas orillas del mismo río hemos tenido la sensación de ser como una misma persona con vidas paralelas. Acaso lo seamos. Y el que quiera comprender como es esto que nos escuche hablando de lo que es la dependencia del alcohol, esa más que tremenda droga.
        ¿Te has dado cuenta de cómo nos miraba, a medida que atendía, que no comprendía,  nuestra conversación, tu amigo? ¡Como se sorprendía que a mis 67 años las sensaciones, los sentimientos, el lenguaje, fuera exactamente igual que el tuyo y el tuyo igual que el mío! Pero si quiero decirte que tú tienes algo no muy corriente entre nosotros y además sabes que es lo fundamental: reconocer que hasta que tú no quieras no intentarás pasarte a esta ribera del gran río del alcoholismo, que ya es un más que gran paso. Ignoro si es que es algo común en los tiempos actuales, pero me ha llamado la atención. Es algo que te da un tremendo poder y que tan solo hay que activar pero siempre, siempre, siempre, desde tu voluntad, sin la más leve presión y lo sabes.
        ¡Y lo sabes y lo sabes y lo sabes todo! Me has dejado asombrado. Lo que ahora voy a comentar, aunque pueda ser considerado como una loa a nosotros mismos, “tú sabes” muy bien porque lo hemos comentado,  que es todo lo contrario, que son simples elementos de sufrimiento, de ese sufrimiento que tantas veces hemos intentado tapar, matar, eliminar, hacerlo pasable, con el alcohol y que después, cuando se pierde el efecto, ese efecto más que diario, nace y renace y es como una cadena de espinas que nos acompaña durante la vida de alcoholismo en activo. Ahora que digo en activo… ¡Te he descubierto tu completo conocimiento de todo esto cuando has afirmado, apenas cruzadas seis palabras que el alcohólico lo es mientras viva y que una gota desencadena todo! ¡Cuan poca gente sabe esta realidad! Continuando con los elementos de sufrimiento y no de perfección, tenemos la inteligencia, generalmente más elevada de la media; la sensibilidad tremendamente acusada y dolorosa; el afán de ayuda, de intervenir en todo aquello que veamos o sintamos desfasado de lo que debería ser normal; el hambre desaforada de adquirir nuevos conocimientos, la lectura, la lectura, la lectura. Ana, cuanto y cuanto podría decirte y cuanto y cuanto podríamos hablar y deberíamos hablar y desde mi orilla y desde la tuya los dos sabemos que al final harás lo que tú estimes conveniente y que tanto tú como yo sabemos que será lo mejor, la libertad total.
        Te veía el vaso con ginebra, era mi bebida favorita, pero yo sola y tú echándole algo. Al hablarme mirándonos olía tu aliento,  nunca olí el mío pero si el de otros y todos esos detalles me recordaron tantas y tantas cosas. Pero, ¿sabes?  Y es algo que al final no comentamos, eran recuerdos de mi, pero en el otro. Esto no lo hemos comentado pero seguro que también coincidimos, aunque aquí te gano. Como te ves yo me vi, pero tu no puedes decir que como me ves te has visto, aunque si te puedo decir yo que como me ves te verás y entonces se le puede agregar, acuérdate de esto y no beberás. Pero, en contra de todos los clásicos de estos que te dicen que no bebas, yo te digo que bebas o no bebas, pero siempre desde tu voluntad total y absoluta. Además que si no es desde la libertad no lo lograrás.     
        Lo que no habíamos comentado es la existencia de dos seres en nosotros. Ahora mismo la distribución es la siguiente. En mi vive el que estuvo en el sepulcro, deseando nacer, hasta el día y la hora en que fui capaz de enterrar al otro que, desde entonces está ocupando la tumba en la que yo estuve y que tú me demostraste que sabes que si una gota de alcohol entra a mi lengua caigo a la fosa y sale el otro. Y tú, ahora mismo, lo sabes muy bien, estás al revés, vive en ti el que alimenta y se autodestruye en el alcohol y que lógicamente no deja que lo duermas o lo mates. Y te repito, no te digo que lo hagas, tan solo voy a intentar mostrarte algunas ventajas de el que no conoces, aunque ten en cuenta que sufrirás más con él, pero al menos serás TU. De esta forma de ahora apenas te enteras de nada y si la cosa está mal… un copazo más, pero… la cosa va aumentando y… sin haberlo pasado… lo sabes. ¿Podemos hacer los diálogos de dos alcohólicos? Podemos y con tu nivel me atrevo. Me acabo de imaginar como sería la otra TU y como  podríamos partirnos de risa. Te repito lo que te dije, aquí me tienes, con toda la ilusión y con toda mi entrega y por supuesto siempre aceptando que harás lo que te de la más real de las ganas.

BAROJA

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