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sábado, 29 de octubre de 2011

JMJ y emigrantes-temporeros en Jaén


Cuando a la religión y su envoltorio la sociedad que sostiene a los estados  se le da más importancia que a las personas: no cabe duda de que estamos ante una sociedad egocéntrica, enferma y sin valores. No logro entender que la Iglesia Católica movilizara físicamente a millares de jóvenes de todo el mundo, en un punto concreto del planeta, para que vivieran una experiencia religiosa mientras millones de personas de todo el mundo, con serios problemas, merecían y merecen de la atención de esta Iglesia: como mandató Jesucristo. El Estado Español, como fiel siervo, no escatimó en medios, recursos humanos y disposiciones al servicio de tan alto evento. La rabia contenida y la impotencia me ponen las neuronas en carne viva cuando veo a los inmigrantes-temporeros (los ilegales como los llaman los gentiles bondadosos que cedieron, “desinteresadamente”, los polideportivos, colegios e institutos públicos para que las criaturas de la JMJ durmieran bajo un techo) que todos los inviernos llegan hasta Jaén para la recolección de la aceituna y le niegan un techo que también necesitan. Ya los tenemos aquí: criaturas; solos, deambulando, totalmente ignorados por el mismo Estado bondadoso de la JMJ y criticados y despreciados por esa sociedad egocéntrica, enferma y sin valores que se mira al ombligo para vanagloriarse de esa posición aventajada que les ha tocado vivir en esta vida mundana. Dónde están ahora los valores cristianos de esos entusiastas que eufóricamente participaron en las jornadas y que han de poner en la balanza a JMJ y emigrantes-temporeros en Jaén para que aquellos que vivieron indirectamente aquellas jornadas no piensen que todo fue una pantomima vaticana de movilización. No se ven por las calles de Jaén, de forma masiva: socorriendo a sus hermanos migrantes. Por caridad cristiana. Qué esperan. Si Jesucristo levantara la cabeza, seguro que sentiría vergüenza de tan desconsiderada derivación de sus enseñanzas y a todos los hubiera vuelto a expulsar de los templos ¡y hasta de las calles de Madrid!

MILAREPA

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